“Para mí, por mi experiencia, la culpa de la falta de motivación, de implicación e ilusión por el trabajo es de una clara falta de liderazgo en las organizaciones.
Dicho de otra manera: de los muchos gestores a quienes la cultura imperante, el día a día, la falta de capacidad para arriesgarse y, a veces, los buenos o medianos resultados o bien sus propias incapacidades no les dejan levantar la cabeza y mirar más lejos, no les dejan detenerse para volver a empezar con otro horizonte. También es un reflejo de la educación recibida.
Desde mi punto de vista, quienes tienen responsabilidades de propiedad o ejecutivas tienen unas responsabilidades sobre el bienestar tanto económico como emocional de las personas de sus organizaciones.
No se puede tratar a las personas con criterios de pura rentabilidad a corto plazo, como propone la educación imperante. Debemos darnos cuenta de que el trabajo ocupa más de las dos terceras partes de nuestro tiempo activo, durante cuarenta o cincuenta años de nuestra vida.”.
Autor: K.S.
Web laboral de las trabajadoras y trabajadores de Apnabi.